Dr. José M. Chambergo Sosa
Se denomina en Pedagogía
actividad lúdica a la actividad del juego. La vida está movida por un interés especial
y fundamental que es el juego y consecutivamente la educación de ese niño debe
basarse en ese interés que se convierte así en eje y fundamento de toda moderna
educación.
El
problema del juego es el problema del niño que entonces el maestro y los
técnicos deben hacer suyo también. Si en el juego se resuelve toda la vida infantil,
entonces el juego se hace un problema de educación.
El
juego (los deportes) abarca todas las manifestaciones del espíritu del niño.
No sólo despierta la esfera sensitivo-motriz, las inclinaciones intelectuales y
la fantasía o imaginación, sino que también despierta y desarrolla sus más
profundas emociones.
Los
más graves sufrimientos espirituales son vencidos en el ser humano mediante el
juego (deportes) al que se entrega en cuerpo y alma y si el juego falta desde
la vida infantil, el ser humano se abandona, se aburre, disminuye su atención y
se siente inclinado a actividades antisociales y de inadaptación, de todo lo
cual resulta que prohibir, entorpecer o perturbar con criterio de adulto su
actividad lúdica es cosa grave y antipedagógica que jamás deben hacer tanto
técnicos como maestros.
La
afirmación de que el niño juega y el adulto trabaja, sólo es cierta en parte
porque el niño cuando juega, en realidad trabaja. El juego es el trabajo del
niño. Se suele distinguir entre trabajo y juego (deporte) diciendo que el
trabajo tiene una finalidad: se trabaja para lograr un fin que no es trabajo en
sí, que no es sino un medio para lograr un objetivo. El juego del niño en
cambio no tiene una finalidad sino que el mismo juego en sí es la finalidad. En
segundo lugar, el trabajo tiene el carácter de obligatoriedad y el juego
carece de esa obligatoriedad porque es una actividad completamente libre y
espontánea, que si bien no tiene finalidad material aparente, en realidad sí
tiene una finalidad, pero ella es inconsciente, el niño no la nota, el niño no
sabe que está jugando para algo porque en realidad la finalidad del juego (los
deportes) en la etapa infantil es la de desarrollar su cuerpo y su espíritu
preparándolo para la vida adulta.
De
tal modo que los juegos vienen a ser así, un verdadero ejercicio, que como no
es dirigido hacia un fin consciente, ni cansa al niño ni le es penoso.
Chiclayo
(Perú), Lunes 21 de Enero 1991
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